- Las primeras semanas el embrión crece a pasos acelerados, formándose cada vez más, y las principales características externas del bebé comienzan a tomar forma, hasta alcanzar la etapa en la que se denomina “feto”, a partir de la octava semana. El final de la octava semana marca el final del “período embrionario” y el comienzo del “período fetal”.
- Es entonces cuando el bebé empieza a moverse más, aunque la madre aún tarde en percibirlo. Alrededor de la semana 12 de embarazo el bebé puede empuñar los dedos, y sobre la semana 14 se ha desarrollado más tejido muscular y óseo, y los huesos se vuelven más duros: el bebé comienza a hacer movimientos activos, como los movimientos de succión con la boca.
- Es por tanto alrededor de la semana 20 cuando el bebé efectúa más movimientos y la madre puede sentir una agitación en la parte baja del abdomen. Y es que esos primeros movimientos perceptibles pueden sentirse como mariposeas o burbujeos, aún no son la esperada pataditas que tardarán en notarse un poco más.
- A partir de la semana 23 el bebé está más activo y tiene mayor desarrollo muscular, al tiempo que empieza a acumular grasa, por lo que la madre puede sentir más claramente al bebé moviéndose.
- En la semana 26 el feto presenta el reflejo prensil y de sobresalto, esos sobresaltos podremos sentirlos por ejemplo como reacción a un sonido fuerte, un sobresalto de la madre, un movimiento brusco de ésta…
- Alrededor de la semana 32 el bebé ha crecido mucho y tiene menos espacio para moverse, pero seguirá haciéndolo hasta el momento del nacimiento por muy apretado que esté. Las patadas son claramente perceptibles, incluso a simple vista se pueden observar los bultos que se mueven en la barriga de la embarazada.
- En el último mes de embarazo, especialmente cuando rondamos la fecha prevista del parto, sus movimientos han disminuido debido al poco espacio que tiene para moverse. Pero seguirá haciéndolo, y en caso contrario hemos de acudir inmediatamente al médico.
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